
Estas dos últimas semanas me he dado cuenta que debo dejar las cosas que me hacen daño. Por problemas de salud debo dejar el maní y las bebidas. Y por problemas emocionales debo dejar de estresarme y de preocuparme por cosas sin importancia. Tratar de llevar una vida más tranquila.
Bueno a pesar de intentar estar en paz conmigo y con los demás, siempre me encuentro metida en algún lío. Por ejemplo la reconstrucción de nuestro jardín que ha demorado más de lo esperado y que aunque yo no quiera me tiene muy preocupada. Y un episodio que viví la semana pasada, mientras caminaba por la calle. Frente a mi caminaba un hombre junto a su hija pequeña, aproximadamente tres años, el hombre de un momento a otro comienza a darle de golpes a la pequeña, mientras ella gritaba ¡No papá por favor, no me pegues más!. Yo amablemente me acerco a ellos y le pido al hombre que por favor deje de golpear a su hija. Como es costumbre la reacción de estas personas es tratar mal, ofender y en mi caso hasta empujar. Me dijo que no tenía nada que meterme, y cosas peores. De pronto apareció de no sé donde la abuela de la niña y la toma en sus brazos. El hombre siguió tratándome de lo peor. En fin, el episodio sucedió y quedé sin habla, asustada, complicada y con mucha pena, ya que de alguna manera entiendo que no hay mucho que hacer, ya que haga lo que haga muchos padres y madres continuarán golpeando a sus hijos.
En contraste con este episodio, me impactó mucho el accidente de la niña que cayó a la piscina y estuvo en coma. No sé muy bien por qué me afectó tanto, me quedé con una sensación de desconsuelo muy grande. Recordé el accidente de mi hija y todo lo que viví en ese tiempo y me puse en el lugar de sus padres y el gran dolor que se siente.
Sé que debo dejar muchas cosas que no están bien en mi vida, especialmente para mi salud. Pero claramente los niños jamás dejarán de preocuparme , y siempre trataré de defenderlos si está a mi alcance. Y también rezaré junto a mi hija si algún niño o niña necesita de nuestra fe.
Entonces solo me queda preocuparme por lo realmente importante, dejar las cosas que me hacen mal, y recibir con los brazos abiertos a quienes me entregan un cariño maravilloso y me hacen feliz.