A los tres y cuatro años los niños están empezando a descubrir el mundo y todo les llama la atención. Para saciar esta curiosidad, sólo conocen una fórmula: preguntar y preguntar. Es como si de pronto se accionara en su interior un extraño dispositivo que los obligara a lanzar una pregunta tras otra, sin interrupción. ¿Por qué se mueven las nubes?, ¿Por qué papá tiene bigotes y mamá no?, etc. Se interesan por los objetos y personas de su entorno, por su propio cuerpo y, en forma muy especial por todo lo que constituye una novedad para ellos.
La curiosidad es una necesidad básica del ser humano y una condición indispensable para el desarrollo de la inteligencia. Los interrogantes infantiles entrañan un deseo de explorar el mundo, de establecer relaciones entre las cosas y también de formar una opinión propia. Las preguntas no surgen sin más. A menudo antes de hacerlas, los chicos ya han pensado en la cuestión, se han hecho a sí mismos esa pregunta y han intentado buscar solos una contestación correcta. Lo importante es que pregunten y evacuen todas sus dudas con lo padres.
Es necesario elaborar una respuesta particular en cada caso, porque no existe "la respuesta", sino aquella que da cada padre o cada madre. Además más allá de lo que se dice, lo que en realidad van a trasmitir los padres a sus hijos es su propia posición frente a esos temas. Este puede ser un buen punto de partida. El resto, cuánta información darles y con qué palabras, va a depender, sobre todo, de lo interesado que se muestre el pequeño y, claro está, de su edad. Es conveniente ofrecer una respuesta breve y esperar a que formulen la siguiente pregunta. En primer lugar los chicos quieren una respuesta clara y concisa. Se trata de responder únicamente a lo que ellos preguntan y ampliar la información sólo en la medida en que vayan solicitándolo.
Además, es preciso darles explicaciones que puedan entender fácilmente. Y con los chicos, lo mejor es usar ejemplos sencillos y comparaciones que hagan referencia a objetos cotidianos y a situaciones que estén dentro de su ámbito vivencial. También es bueno decir "no sé". Los "por qué " de los niños merecen siempre una contestación. A veces sin embargo, los padres ignoran la respuesta. En esos momentos es bueno responder con la verdad, que algunos temas los padres desconocen y que pueden investigar en un libro y contestarles más tarde o ver una enciclopedia juntos sobre el tema en cuestión. Y el niño debe aceptar que no es posible saberlo todo.
El niño está explorando el mundo y eso es muy positivo. Los padres deben acompañarlo y compartir con él este momento. Y tan importante como responder es "dejar espacio para formular preguntas y saber escuchar, es decir dejarlo hablar hasta el final, permitirle preguntar libremente y no desentenderse de los temas que nos pueden resultar incómodos con un "ya lo vas a saber cuando seas grande". Sin olvidar de reponder lo que ellos preguntan simplemente y no generando dudas en los nenes o más preguntas. Indagar con algunas preguntas que es en verdad lo que quiere saber y responder sólo ello. Y darles respuestas, evitando los silencios y el querer olvidar la pregunta, lo cual no le da confianza y genera más dudas.
Son momentos en la vida de nuestros hijos, de crecimiento, de independencia, donde nosotros tenemos que ser quienes los guiemos y ellos sientan que pueden confiar en nosotros para cualquier tema y que lo pueden hablar. Ejercitemos los oídos para estar atentos, cuando nos necesitan y requieren de sus padres para ser escuchados.
La curiosidad es una necesidad básica del ser humano y una condición indispensable para el desarrollo de la inteligencia. Los interrogantes infantiles entrañan un deseo de explorar el mundo, de establecer relaciones entre las cosas y también de formar una opinión propia. Las preguntas no surgen sin más. A menudo antes de hacerlas, los chicos ya han pensado en la cuestión, se han hecho a sí mismos esa pregunta y han intentado buscar solos una contestación correcta. Lo importante es que pregunten y evacuen todas sus dudas con lo padres.
Es necesario elaborar una respuesta particular en cada caso, porque no existe "la respuesta", sino aquella que da cada padre o cada madre. Además más allá de lo que se dice, lo que en realidad van a trasmitir los padres a sus hijos es su propia posición frente a esos temas. Este puede ser un buen punto de partida. El resto, cuánta información darles y con qué palabras, va a depender, sobre todo, de lo interesado que se muestre el pequeño y, claro está, de su edad. Es conveniente ofrecer una respuesta breve y esperar a que formulen la siguiente pregunta. En primer lugar los chicos quieren una respuesta clara y concisa. Se trata de responder únicamente a lo que ellos preguntan y ampliar la información sólo en la medida en que vayan solicitándolo.
Además, es preciso darles explicaciones que puedan entender fácilmente. Y con los chicos, lo mejor es usar ejemplos sencillos y comparaciones que hagan referencia a objetos cotidianos y a situaciones que estén dentro de su ámbito vivencial. También es bueno decir "no sé". Los "por qué " de los niños merecen siempre una contestación. A veces sin embargo, los padres ignoran la respuesta. En esos momentos es bueno responder con la verdad, que algunos temas los padres desconocen y que pueden investigar en un libro y contestarles más tarde o ver una enciclopedia juntos sobre el tema en cuestión. Y el niño debe aceptar que no es posible saberlo todo.
El niño está explorando el mundo y eso es muy positivo. Los padres deben acompañarlo y compartir con él este momento. Y tan importante como responder es "dejar espacio para formular preguntas y saber escuchar, es decir dejarlo hablar hasta el final, permitirle preguntar libremente y no desentenderse de los temas que nos pueden resultar incómodos con un "ya lo vas a saber cuando seas grande". Sin olvidar de reponder lo que ellos preguntan simplemente y no generando dudas en los nenes o más preguntas. Indagar con algunas preguntas que es en verdad lo que quiere saber y responder sólo ello. Y darles respuestas, evitando los silencios y el querer olvidar la pregunta, lo cual no le da confianza y genera más dudas.
Son momentos en la vida de nuestros hijos, de crecimiento, de independencia, donde nosotros tenemos que ser quienes los guiemos y ellos sientan que pueden confiar en nosotros para cualquier tema y que lo pueden hablar. Ejercitemos los oídos para estar atentos, cuando nos necesitan y requieren de sus padres para ser escuchados.
D.V.
2 comentarios:
Que importante lo que dice tia por que estos chicos son tan preguntones y derrepente uno no sabe como responder. Por ejemplo Juan Pablo me pregunto que era el año nuevo y lo mas facil que se me ocurrio decirle es que el año terminaba y que el crecia un año más, y mi suegra se rio y me dijo Paula te costo mucho pensar la respuesta, nose si me lo dijo vurlandose o no pero fue lo que se me ocurrio en el momento y nose si estubo bien o no pero mi niño quedo conforme con la respuesta.
Siempre es bueno responderles hasta cuando los dejamos conformes, debe ser una respuesta corta y referente solo al tema.. Pero tenemos claro que Juanpi es un preguntón .... besitos muchos....
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