
Los niños que pertenecen a familias cariñosas y estimuladoras tienen más posibilidades de desarrollarse sanos y felices. Las expresiones de afecto y formas adecuadas de comportamiento en la familia, promueven un clima emocional positivo y los prepara mejor para el futuro.
Para lograr un ambiente familiar sano y estimulante se propone que:
- Procurar que se respire calidez en el trato, que los niños perciban que todos los miembros de la casa son aceptados y queridos.
- Celebrarlos avances y logros de los niños. Los elogios de los padres son el mejor premio para un hijo. Su autoestima se verá reforzada y alimentada con la satisfacción que les proporciona recibirlos.
- Recordar que los padres y adultos a cargo son modelos, procurar que las acciones sen positivas y dignas de imitar. Los niños desarrollan conductas positivas, tales como: esfuerzo, solidaridad, responsabilidad, respeto, imitando a los adultos.
- Expresar el cariño a través de gestos, caricias, miradas, abrazos, estímulos verbales; estos crearán un ambiente favorable que impactará positivamente en el desarrollo psicosocial del niño. Evite remplazar un estímulo verbal o una caricia por un juguete o un regalo.
- Nada remplaza el regaloneo de los padres. El criticar constante mente a los niños, destacar lo negativo y exigirles más de lo que pueden, los lleva a no quererse a sí mismos.
- Intentar mantener un ambiente estable, ordenado y seguro. Si los padres cambian permanentemente el trato, las reglas, las rutinas diarias, el niño se sentirá confuso e inseguro, y la formación de hábitos y su sensación de seguridad se verán afectados.
- Tratar de resolver los conflictos, evitando peleas, discusiones y gritos, ya que las tensiones de los adultos son percibidas por los pequeños. La violencia verbal también afecta el desarrollo infantil, especialmente aquella que muestra un enfrentamiento entre los padres
